Me di cuenta que la mayoría de mis metas materiales las he logrado. Tengo el depa, el carro, hicimos el soñado viaje a europa, estoy en el proceso a llegar a mi peso y salud deseada, estoy encaminada hacia el tipo de trabajo que quería.
Muchas cosas en proceso, pero encaminadas.
Y con todo eso de alguna manera caminando, con el autoestima nuevamente arriba y un poco más de seguridad en el futuro, apareció algo nuevo.
La necesidad de hacer algo para mejorar el mundo. Primero generando conciencia ecológica, como el ecobote, y las tablas de botellas.
Y después sembrando felicidad y creando oportunidades para niños que no las tienen.
Así descubrí a Nuestros Pequeños Hermanos de San Vicente y me pareció una forma perfecta para hacer esfuerzos concretos.
Y se
me ocurrió que la mejor forma de ayudar a estos niños, aparte de mi apoyo
económico (que no es mucho) es recaudando fondos para el orfanato y creando
nuevas experiencias para ellos. Que les abran el panorama y les traigan
felicidad.
Y 3
meses después, puedo orgullosamente decir que ya hicimos 2 Torneos de Poker
Pro-Fondos la casa hogar. Y que con la ayuda de muchos amigos hemos podido
organizar dos paseos con los chicos al Estadio Nacional, Larcomar, Al teatro La
Plaza y juegos de MOY.
Además
ya hemos recaudado fondos para 3 meses de clases de música para los niños de 3
a 5 años, clases de marinera para los chicos de primaria y clases de danzas
negras para los chicos de secundaria.
Mi
reto continua ahora, en mantener organizando estos eventos para poder financiar el resto del año del programa de
arte y el recital de fin de año. Y para
continuar creando experiencias enriquecedoras para los chicos.
Tengo
fe de que va a salir lindo. Y será el comienzo de cosas grandes que harán de mi
mundo un lugar mejor.
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